Este mes Sello Ocho cumple 5 años y no sé ni por dónde empezar a agradecer. Son cinco años que parecieran 100 por todo lo que hemos vivido, porque claramente antes de que este proyecto viera la luz por primera vez, en abril de 2019, hubo una gran y larga historia hacia atrás.
Hace 10 años, todavía como un proyecto que se creó con algunos de mis más entrañables amigos de la universidad que hoy en día la gran mayoría de ellos son gente súper importante en mi vida y que amo y adoro con el alma (ustedes saben quiénes son), comenzamos Sello Ocho que originalmente se llamó así porque éramos un colectivo de ocho amigos con estilos y propuestas diferentes y que al comprar una de nuestras prendas estarías adquiriendo un sello diferente de los ocho diseñadores que éramos parte del proyecto en ese entonces. En ese momento el nombre me hacía todo el sentido del mundo pues reflejaba la esencia del nombre, un sello de las ocho personas que lo conformábamos.
Después, así como la canción de los perritos, de los ocho que éramos quedamos 3 socias, para sucesivamente quedar 2 y al final sólo quedé yo. Mantuve el nombre y me adapté a él y traté de darle un concepto y un storytelling que medio funcionó los primeros años de la marca. Estuve sola el primer año, y luego durante la pandemia un nuevo socio llegó a mi vida, uno de mis mejores amigos, el CFO que tanta falta me hacía. Él puso orden, me ayudó con toda la parte financiera que para ser honesta los números nunca han sido mi fuerte (soy esa persona que sigue contando con los dedos 🫣) y él me ayudó. Siempre, siempre, siempre, apoyándome en cada decisión que tomaba, pero dándome una perspectiva de qué era lo más conveniente en cuestión financiera. Después, la pandemia por fin fue cediendo y las cosas empezaron a regresar “a la normalidad” y pues la vida y el trabajo hicieron que mi socio estratégico que tanto necesitaba tuviera que salir. Pero siempre le estaré eternamente agradecida por absolutamente todo lo que hizo por Sello Ocho y por mi, por sostenerme hasta cuando yo misma dudaba de mí.
Y pues así es como nuevamente quedé al frente del proyecto, pero agradecida de todo lo que aprendí, lloré, me caí y me volví a levantar cada año que pasaba. Hasta que por fin a finales de 2022 empecé a concebir un nuevo proyecto que se desprende de Sello Ocho, su hermano Casa Dinamarca, el cual me tomó 9 meses desarrollar (como un bebé 🖤), y que se vio materializado en septiembre de 2023. Por todo lo que me absorbió Casa Dinamarca dejé un poco de lado Sello Ocho, hasta hace unos meses que me di cuenta que yo he crecido en todos los aspectos de mi vida y que ya no me sentía identificada con el nombre, pero si con todas las partes que componen la propuesta de Sello Ocho. It’s been quite a ride y no lo cambiaría por nada, por todos los que en su momento formaron parte de Sello Ocho, todas las consultas de amigos, apoyo, asesorías de todos y cada una de las personas que han tocado a Sello Ocho no saben lo agradecida que estoy. Y es por eso que hoy es momento de regresar a casa, de regresar a mí y cambiar el nombre de Sello Ocho por algo que refleje quién soy como diseñadora y sobre todo mi esencia.
Si llegaste hasta aquí, gracias. Gracias familia, amigos, clientes, clientas, colaboradores, equipo. Gracias infinitas. Espero sean muchos años más. 🌙
Con cariño,
Sandra de Sello Ocho 🖤